CAMBIOS POSITIVOS ESTRUCTURALES

Los medios invasivos de incomunicación, por ser todavía monopólicos, ningunean los cambios estructurales positivos que nuestra sociedad va obteniendo desde el 2003 en adelante.

En realidad los tapa con episo-odios de violencia callejera por robos o cualquier otro motivo.

No es que no existan o que no duelan tales episodios; ni que a mí nunca me pasó nada (a mi hijo lo asaltaron dos veces en sus 23 años). Pero siempre estuvieron. Y en otras épocas con mayor crudeza; ésto sin tener en cuenta la delincuencia y la inseguridad TOTAL que se implementó desde el Estado a partir del 24 de marzo de 1976, en donde ningún ciudadano (con conciencia o no de tal monstruosidad) tenía la seguridad de permanecer vivo, perteneciera o no a alguna organización de resistencia al régimen terrorista en el poder. Esa era indefensión ciudadana en estado crudo.

Con la democracia recuperada, el desguace del Estado en los noventa, hizo crónica la inseguridad alimentaria y laburante.

Recuerdo cómo durante la década infámenem y el delarruinismo, se había farandulizado la política.

Los representantes del pueblo (que hoy se rasgan las vestiduras porque todo no pasa por el Congreso, cosa que también es mentira) iban a la cama con Moria, a reírse de los demás en el programa de Tinelli, a visitar dinosaurios ¿vivos? en los de Susana, a bailar con odaliscas en lo de Mirtha…

El Estado, del que necesitamos solamente los trabajadores y los más pobres, se caía a pedazos y los desocupados empezaron a emerger en las calles como mutantes. El medio pelo, siempre acacerolado empezó a llamarlos despectivamente “piqueteros”. Cuando en realidad el piquete es un camino alternativo a la ruta habitual y los que ofrecían esos caminos alternativos eran y son trabajadores desocupados, encapuchados para que no los reconocieran y mataran, como lo hizo la policía de Duhalde a Kosteki y Santillán, la policía de Reutemann al “Pocho” Lepratti, la policía de Sobisch al Maestro Fuentealba.

Cuando asumió Néstor Kirchner, la Institución Presidencial volvió donde siempre tuvo que haber estado. A la casa de gobierno. Recuerdo la reacción de ciertos “periodistas” acostumbrados a que los “Prescindentes” fueran el pavo de la fiesta, cuando la Institución Presidente empezó a negarse a las entrevistas bizarras. Y los invitaba a las entrevistas pero en su despacho; y para hablar de proyectos y concreciones políticas

Y cuando los políticos empezaron nuevamente a hablar de y a hacer política, pasando a segundo plano sus recauchutajes de gluteos y picaduras de avispas en sus rostros. Las frases como “robo para la corona” ó “si dejamos de robar dos años este país sale adelante” son parte de un triste pasado.

La Presidenta Cristina, asombrando con su cualidad de incipiente estadista, exponiendo claramente ideas en sus discursos que nunca leyó, dejan en un segundo plano el botox y otros accesorios de belleza, como debe ser. No está mal ponerse más lindos o lindas. Solo que es secundario.

También se constituyó una Corte Suprema que prestigia el Poder Judicial y nadie duda de su autonomía.

Se consiguió la descongelación de los haberes jubilatorios. Y también el de los activos.

¿Cuánto hace que no oímos hablar del Fondo Monetario Internacional y sus recetas siempre de ajustes?

¿Desde qué épocas no escuchábamos la frase superávit fiscal?

¿Y si la Institución Presidenta no contara con ese superávit fiscal y lo volcara todo en obras públicas, que ese sería un capitalismo keynesiano verdadero como el que aplicó el General Perón en su primer década de gobierno, no la habrían derrocado ya los agoreros destituyentes, con el Mao de la Corriente Clasista y Combativa Hugo Biolcatti a la cabeza, convirtiendo nuestro país en una segunda Honduras?

Por eso ella habló siempre de capitalismo acumulativo y redistributivo.

Las grandes corporaciones mediáticas habían desarticulado el circuito comunicacional, convirtiendo a los receptores en meros volquetes neuronales pasivos de basura en colores en movimiento y con sonido; cosa que La nueva Ley de Comunicación Audiovisual vino a subsanar, a pluralizar las voces y a hacer del ciudadano un sujeto activo en la participación de las libertades que supimos conseguir.

La Reforma Política viene a poner en claro (blanco sobre negro) quién es militante a favor de las causas de los trabajadores y quién a favor de los parásitos que beben como vampiros insaciables la plusvalía, producto del trabajo de los hombres y mujeres, y del que se apropian los llamados eufemísticamente inversores cuando en realidad siempre fueron patrones capitalistas deshonestos.

¿A quienes favorece la multipolarización del llamado campo popular en veinte mil partidos y algunos unipersonales? Se que a ciertos sectores autodenominados de izquierda, el concepto campo popular no los convence porque es complejo. Tienen razón, es complejo porque hay matices y pedacitos de verdades en cada una de las partes. Esa complejidad es la que hay que superar con soluciones también complejas. Solo puede haber consensos y diálogos cuando hay intereses por lo menos parecidos pero no antagónicos. Es infantil enojarse con un “pastor” y fundar otra “iglesia” para predicar otro dogma único.

En otro plano, se tenía como normal que lo democrático sea pagar para ver televisado el deporte más popular de la Argentina, hoy decodificado y accesible para todos.

Se generaron desde el Estado dos canales televisivos que prestigian el intelecto, la estética y la diversión con altura. Canal 7 y Canal Encuentro.

Se incrementó el aporte a las ciencias y se favoreció el regreso de muchos científicos al país.

Se recuperó Aerolíneas Argentinas, nuestra única línea de bandera y los aportes de los trabajadores que estaban en manos de banqueros; jugadores compulsivos e inescrupulosos del bingo mundial o globalizado, mediante las AFJP.

Memoria corta tienen algunos pasivos telenovidentes e hipo-oyentes cuando olvidan lo que eran los partidos de fútbol hace poco tiempo.

Las hinchadas iban a derramar la violencia del valetodo farandulero de la pizza y el champán a los estadios.

Hoy los clubes avanzan al ritmo de los cambios que nuestra sociedad va proponiendo maduramente.

Ñuls de Rosario es un ejemplo de ello. La hinchada, llamémosla sana e identificada con Bielsa, sacó a pura “Revolución” (dice un amigo periodista rosarino y leproso) Democrática le agrego yo, porque fue a votazos limpios, y todavía, lamentablemente en Latinoamérica, Revolución se asocia a matanzas y no a votos.

Rajaron, entonces, a pura Revolución Democrática a su corrupto presidente Eduardo J. López e instauraron otra manera de administración. La anterior era un reino privado de defraudaciones y estafas.

A mí, personalmente, me enorgullece lo de Ñuls porque enfrente de mi casa, durante mi niñez, estaba la cancha de Defensores de Newels Old Boys de san Nicolás. A las primeras camisetas para ese equipo, las donó en persona, el Presidente de entonces (mediados de los años 50) de Newels Old Boys de Rosario. En el monolito a los deportistas que está a la entrada del cementerio nicoleño público, hay una placa recordatoria en memoria de los jugadores de ese club barrial.

El “Káiser” Passarella, con buenas intenciones, parece ir por el mismo camino de saneamiento administrativo en River.

Respecto de las hinchadas, fue emocionante ver el final del Campeonato Apertura 2009.

La parcialidad de Ñuls nuevamente dando el ejemplo. Perdió contra San Lorenzo, y esa derrota como local, lo dejó segundo en el campeonato. En su cancha, en el Coloso del Parque de la Independencia, los adherentes a la Lepra, vivaron y aplaudieron a sus jugadores y a los de san Lorenzo. Una fiesta deportiva.

En la Bombonera, Banfield perdió con Boca, sabiendo que esa derrota lo hubiera podido dejar (si ganaba Ñuls) afuera de la posibilidad de ser por primera vez en la historia futbolera, campeón. Pura emoción hasta el final. Sin embargo terminó el partido y los Bosteros aplaudieron al nuevo campeón. Otra fiesta deportiva.

Debería haber sido noticia de tapas. Pero no. No hubo muertos. Hubo alegrías y tristezas bien canalizadas, en función de una sociedad que aprende a jugar y a perder como a ganar.

Juan Carr, el Gladiador de la Solidaridad, dio su beneplácito al subsidio de 180 pesos por hijo que no está incluido en el sistema porque, argumentó, es la primera vez en años que en la tierra del alimento, todo niño nace con la posibilidad de comer y estudiar. Era una vergüenza que no fuera así.

A Las cosas positivas no hay que tener miedo de decirlas. Vamos por más como sociedad. Por muchísimo más.

Este texto lo escribió un amigo virtual: el periodista Juanchi Galeano.

¡¡¡Muchas gracias!!!